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  • follow-up La cr tica cultural posmoderna

    2018-10-29

    La crítica cultural posmoderna analiza al postfeminismo como un fenómeno político del capitalismo tardío que implica un giro teórico en la academia, pero en la cultura popular mediática el postfeminismo es interpretado como una negación del feminismo o como una superación del feminismo (). Para McRobbie el postfeminismo implica una forma nueva de consentimiento femenino al orden patriarcal, y su difusión, con la gran presencia y fuerza que tienen los medios de comunicación, le plantea al feminismo graves dilemas políticos y estratégicos. Es indudable la necesidad de repensar críticamente las formas de transmisión del objetivo libertario feminista, sobre todo cuando se lo equipara con el “mujerismo” y el victimismo. Quiero dedicar mis próximos años (dudo que sean 25) a investigar y reflexionar esa problemática. Son muchas las cuestiones que me interesan y preocupan, y coincido con la apreciación de Marcel de que estamos ante una “mutación antropológica” que impacta a todos los seres humanos. ¿Podrá la rica diversidad del feminismo, cuya variedad de posturas y tendencias contiene una potencia inconmensurable, enfrentar a la hidra de mil cabezas del neoliberalismo? No lo sé. Sin embargo, no nos queda otra que seguir adelante. En mi caso, quiero analizar este fenómeno del “postfeminismo” así como defender —y esclarecer— las contribuciones que el feminismo ha hecho a la liberación humana. follow-up Y espero hacerlo en la nueva época de ¡Son tantos los deseos y los desafíos! Pero por el momento, voy a darme un respiro en la dirección de este querido ladrillo
    Aunque tengo casi todos los números de debajo de mi mesa, no puedo menos de llorar. Lloro por una revista cuya lectura ha sido tan amena por muchas razones —por su tamaño tan satisfactoriamente gordo, por la variedad y hasta por lo divertido de sus artículos. La mayoría de las revistas nos ofrecen 6 o 7 ensayos. El número 47 de , entre ensayos, documentos y despachos nos ofrece 20. Y no es que termino los números después de consultarlos. Hay números —sobre violencia, sobre cuerpos sufrientes, sobre Viejas (por supuesto) que he follow-up leido y consultado mucho. Me parece una lástima que no ha podido llegar a muchos lugares fuera de la capital o en Europa. Tampoco la vi en otros países de América Latina ni en el Congreso de Latinoamericanistas en los Estados Unidos. Pero lo importante para mí era tenerlo debajo de la mesa, donde estaba al alcance de mi mano. El elenco de autoras mexicanas y extranjeras que incluía era vasto y hay que reconocer con gratitud que hay pocas revistas contemporáneas que incluyen ensayos académicos, consignas, novedades, teoría y hasta los toques de humor y ironía que proporcionaron Jesusa y Carlos Monsiváis. Y de repente ha dejado de existir. ¿Qué hacemos ahora? pregunto. ¿Cómo nos ponemos al día con las nuevas vueltas del feminismo mundial, con la política, con la injusticias? Es cierto que las editoras y contribuidoras merecen un descanso pero desgraciadamente no va a Maternal inheritance ser posible compensar su ausencia
    La melancolía no fue siempre un estado patológico de la psiquis, tal como es conocida a partir del siglo y por el memorable texto de Freud, Se inscribe en la historia, y adquiere connotaciones diferentes en distintos momentos. Inicia su avatares en el desierto, espacio interminable, sin principio ni fin, sin fronteras ni límites. Almas afectadas, en los primeros años del cristianismo, por el peor de los vicios y dominadas por la fuerza devastadora de Qeteb, el demonio del mediodía. la llamaron los Padres de la Iglesia en los primeros años del cristianismo, vicio reputado como uno de los mayores por su insolencia en desafiar y rechazar el amor de Dios. Mente vagabunda con una curiosidad que no da tregua, llena de rencor y malicia, de desesperación y tristeza. La fue el precio a pagar del eremita por su libre elección de la soledad, por el gozo de la pereza, por el recurso de la siesta, por su sometimiento a los designios del demonio del mediodía Qeteb: esa bola de pelos que rueda a los pies del anacoreta cuando el sol se ubica en el zenith y le hace caer a tierra para sumirlo en un pesado y sofocante sueño. El sueño le abre las puertas al erotismo cerebral y bajo el influjo de sus pensamientos, que viajan en libertad desorbitada sin control posible, se sume en la inquietud y desesperación al aparecer esa oscura y presuntuosa certitud de estar condenado de antemano. Se abisma en su propia ruina, en una tristeza ansiosa que le hace desertar del mismo desierto.