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  • Despu s de experimentar un proceso

    2018-11-09

    Después de experimentar un proceso complicado de asimilación tecnológica, integración productiva nacional y adiestramiento de cuadros técnicos y mano de obra, hacia 1970 Concarril se había convertido en una empresa rentable (generadora de utilidades netas año con año), cuya composición nacional de la producción alcanzaba, en promedio, aproximadamente 78% de su valor total anual. El grado de diversificación productiva alcanzado era sobresaliente; se contaba con capacidad instalada para fabricar desde simples tolvas y plataformas hasta complejos cabuses, coches express y carros tanque. Su eficacia productiva quedó demostrada con el triunfo obtenido en varias licitaciones internacionales, Concarril exportaba con frecuencia diversos equipos ion channels Estados Unidos y en algunas ocasiones vendió productos a ciertos países de Latinoamérica. El desarrollo de múltiples competencias tecnológicas le permitió a esta empresa iniciar el aprendizaje para la fabricación de los trenes del Sistema de Transporte Colectivo (stc) “Metro” de la Ciudad de México en 1974, bajo la asesoría de la firma francesa Alsthom (fabricante original de los primeros “metros” que circularon en México); lo que en su momento constituyó un hito en la historia de la industrialización del país. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos que se hicieron desde su fundación para asimilar y dominar el cambio tecnológico y de los éxitos obtenidos (en cuanto al desarrollo incipiente de tecnología propia y de nuevos productos), la estructura productiva de cncf presentaba varios problemas y limitaciones que se hicieron patentes con la crisis financiera que estalló en esta empresa entre 1974-1976. Básicamente, las razones de esta crisis, que por su importancia merecen estudiarse en otro momento, obedecen a una peculiar política de precios y ventas, impuesta por la Secretaría de Hacienda desde el nacimiento mismo de la empresa, que impedía a Concarril vender en condiciones de mercado su producción a otras entidades públicas (como Ferrocarriles Nacionales de México y, más adelante, al propio stc), y que la forzaban, al mismo tiempo, a financiar a estos clientes bajo términos que con el tiempo se volvieron totalmente desfavorables para ella. La situación al interior de la empresa agudizaba el problema financiero los costos laborales y administrativos crecientes derivados de una organización productiva relativamente rígida, un alto grado de obsolescencia funcional de la maquinaria instalada y dificultades para la producción de otro tipo de bienes de capital no ferroviarios que permitieran elevar el grado de ocupación de la capacidad instalada, fueron algunos de los factores que impidieron frenar la tendencia al crecimiento de los costos reales de la producción por encima de sus precios de venta, aspecto que fue característico de esta y otras empresas públicas del sector industrial. A partir de esta coyuntura de la crisis financiera de los años setenta, se inició un proceso de reconversión industrial dirigido por el propio gobierno, basado en los principios de racionalidad, cambio tecnológico y reorganización de las líneas productivas que dio como resultado una restructuración administrativa de las empresas públicas en México a Signal hypothesis partir del período 1976-1978. En el caso de Concarril hay un aspecto que destaca: se emprendió una importante modernización tecnológica, expresada tanto en la inversión en maquinaria de punta como en la actualización de los criterios organizativos y el desarrollo de nuevos productos competitivos en el mercado mundial (que implicaron la llegada de nuevos socios tecnológicos). El resultado de este proceso de reconversión –que sin duda se conoce más por sus efectos traumáticos sobre la sociedad, debido a los drásticos ajustes que suscitó en la plantilla de trabajadores contratados–, fue la continuación en un nivel más avanzado del tan ansiado desarrollo de tecnología propia. Aspecto, cabe decir desde ahora que la retórica de las privatizaciones que predominó en las décadas de 1980 y 1990 ignoró o encubrió, y que por muchos años permaneció sin atención, debajo de la escandalosa problemática financiera del sector paraestatal de la economía que fue finalmente el argumento que en público se sostuvo para justificar su desincorporación y, en el caso de cncf, su venta al capital privado.