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  • Angler a registra la fauna en

    2019-05-15

    Anglería registra la ptio manufacturer en forma dispersa y fragmentaria; sucede casi siempre como una anécdota curiosa de marcado carácter digresivo o cuando el espécimen difiere ostensiblemente de los conocidos o es portador de alguna maravilla; además en su recepción y representación hay resabios del mundo clásico. Dos breves ejemplos permiten tener una idea de la tónica de Anglería. El tratamiento de los monos responde a la anécdota humorística, es decir, alrededor de ellos “hay muchas cosas de risa que contar” y la principal es que su gracia reside en su capacidad para parodiar a los humanos. En el segundo caso las descripciones traen a cuenta la mitología clásica, ya que compara peces con sirenas: “Tanto Gil González como sus compañeros aseguraron a Pedrarias que durante este viaje hallaron a unas cien leguas de la colonia de Panamá un ancho piélago de color negro, en el cual nadaban unos peces del tamaño de delfines y dotados de cantos armoniosos y adormecedores, como cuentan de las sirenas”. 2. La Historia general y natural de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo (1478-1557) es la primera crónica oficial de Indias. Esto significa que Oviedo tuvo la potestad para solicitar a las autoridades indianas información de los hechos de los castellanos y la naturaleza. En este caso persiguió “hacer memoria de los secretos e cosas que la natura produce en estas nuestras Indias”. Cuatro de los 50 libros de la historia tratan de la fauna, aunque se refieren más animales a lo largo de la narración, cuando alcanzan alguna peculiaridad. Este carácter acumulativo y noticiario, tan propio de los relatos de viaje, otorga una tónica de improvisación al texto que no demerita la calidad de las descripciones que rivalizan con las de un profesional o físico. Muy atento al provecho que podía extraerse de los animales, Oviedo no descuidó la amplificación retórica, ni la especulación fabuladora ni el gusto por la anécdota. Su modelo fue la Historia natural de Plinio a quien se refiere con frecuencia como su mayor autoridad junto con las enciclopedias De natura rerum de Bartolomé el Inglés y De propietaribus rerum de Alberto Magno, y las Etimologías de san Isidoro. 3. La Historia general de las cosas de la Nueva España de fray Bernardino de Sahagún (1499-1590) siguió el modelo del diccionario Cornucopia latina (1502) del lexicógrafo Ambrogio Calepino: “es un tesoro del lenguaje y vocablos de la lengua mexicana”. Pero si bien hay una marcada preocupación por el léxico, la obra de Sahagún apunta también a elaborar una enciclopedia de la cultura de los nahuas del Altiplano. Dos propósitos tuvo esta historia: contribuir a la erradicación del paganismo que permanecía entreverado con las enseñanzas evangélicas, y quitar el estigma de barbarie endilgado a los nahuas mostrando sus logros materiales y morales expresados en su misma lengua. De los 12 libros que integran la historia, el 11 aborda la naturaleza y los animales llenan los cinco primeros capítulos. El registro de la fauna local, en consonancia con el propósito general del texto, privilegia la óptica nahua —aunque el sistema clasificatorio provenga en gran parte de Europa— y se constituye como un reservorio del que los predicadores pudieran valerse para poner “ejemplos y comparationes” en sus sermones y homilías; en este sentido los animales funcionan como loci o figurae. El otro objetivo fue combatir la creencia en la divinidad de los animales. El criterio para la selección de la fauna fue el registro de los “más conocidos y usados” como lo pide la didáctica de los translata signa cristiana. Esto significa que se deja a un lado la especulación o la exornación retórica vinculada a la maravilla, pero no el propósito de elaborar una enciclopedia de la cultura nahua a partir de un interés lexicográfico. 4. La Historia natural de la Nueva España del protomédico real y erudito Francisco Hernández (1514-1587), es el fruto de la primera expedición científica a América (1571-1577). Al parecer en sus orígenes estuvo compuesta por cuatro libros en latín que contenían 2 911 descripciones de vegetales, 410 de animales y 14 de minerales completados con 15 libros con ilustraciones, éstas realizadas con cierta frecuencia por dibujantes indígenas. Las ilustraciones que acompañan la edición consultada casi en su totalidad provienen de la edición romana (1630-1651) y fue elaborada por los eruditos de la Accademia dei Lincei; otras provienen de la edición de la Historia natural de Nieremberg, quien conoció los originales manuscritos de Hernández. Por otro lado, en las descripciones no prima el criterio de la utilidad médica, sino el de la historia natural; es decir, se hace el registro de la fauna con la que entra en contacto el autor o la que describen sus informantes indígenas sin la restricción de la utilidad médica. La inmensa labor naturalista le valió a Hernández ser considerado con justicia un nuevo Plinio —cuya obra había vertido al español y le había servido como modelo— porque trató de completar con nuevos capítulos la enciclopedia de su maestro.